martes, 31 de mayo de 2016

Esa nueva religión llamada fútbol

En primer lugar aclarar que me divierte el fútbol, en especial los partidos de la selección española. También disfruto viendo la Champions, y el equipo que más me gusta es el Real Madrid. Dicho esto os explico mi reflexión:

A raíz del comentario de un amigo que hablaba de Atleti como una religión, decidí analizar el fútbol como fenómeno religioso. Todas las religiones tienen en común la noción de sagrado, de culto, y de trascendencia.

1) Podríamos pensar en los estadios de fútbol como los nuevos templos del siglo XXI. Con su veneración, su atmósfera, capacidad para miles de feligreses, etc.

2) La liturgia y sus sacerdotes, se entendería por las equipaciones de los jugadores, el protocolo del evento con sus tiempos, normas y ritos.

3) Un equipo de fútbol no son sus jugadores (aunque podríamos hablar de adoración a algunos de ellos como dioses), sino su escudo, la camiseta, su historia, títulos y afición. En ese sentido trasciende al equipo y partido concreto que se este viendo.

Con esta breve análisis no pretendo ser irreverente -y señalo que la veneración exagerada al fútbol/equipo/jugadores me resulta pobre- y sí en cambio rescatar con este ejemplo la noción de lo sagrado, la apertura a la trascendencia y la importancia del culto y la liturgia.

El que pueda entender que entienda...




viernes, 13 de mayo de 2016

La cocina de Santander

La cocina es el alma de una casa. Siempre que sea un lugar limpio y recogido, es la mejor habitación para estar en familia.
La casa de mis padres en Santander tiene una cocina especial. Con una mesa grande y sólida, quizás demasiado grande para el espacio que hay. Pero no importa, se está muy bien ahí.
La escena es más o menos la siguiente: Carmen corta el pan para la cena, y lo pone en una cesta. Iñigo prepara una ensalada de tomate y ventresca. Gerardo abre las latas de sardinas, mejillones y berberechos. Mi madre pone una tabla con quesos que hemos comprado esa mañana en el mercado. Bea distribuye platos y servilletas. Mi padre se sienta a la cabecera y supervisa todo con una atenta mirada. Yo, que suelo escaquearme, me pongo una cerveza y ofrezco algo de beber a los demás.
Se está a gusto en aquella cocina. La ventana abierta en una noche de verano. Las luces de la iglesia, y nuestro piso a la altura del reloj de la fachada principal.
Bruna, la perrita, que se ha quedado rezagada en la sala de estar, ya corre por el pasillo para llegar puntual al comienzo de la cena.
No es nada llamativo ni especial, pero una cena en familia en Santander, bien vale un artículo.

miércoles, 11 de mayo de 2016

La esperanza de un pueblo

Paseaba el otro día con un amigo que me hacía notar el aumento de grúas de la construcción surcando el cielo de la ciudad. Eso es señal de que la cosa mejora, me decía. Yo pensé en Rajoy y en su machacona insistencia en que lo importante es la economía. La verdad es que si todo lo que tiene que proponer es economía, podríamos darle la presidencia del gobierno a algún catedrático de universidad de reconocido prestigio.

De vuelta a casa me topé con un matrimonio que paseaba con un cochecito de bebé a las 19h de la tarde. Aquello sí me pareció un ejemplo de que el país mejoraba. Si a esa hora esa familia podía caminar junta después de una jornada laboral, entonces el futuro es esperanzador.

Quizás peco de ingenuo, pero para mí el fundamento de un país está en los niños y en las familias, en los abuelos, y en los enfermos; en las personas.

Otra noticia alentadora en este sentido ha sido la llegada de Osman -el niño afgano con parálisis cerebral- y su familia a España. Eso sí que engrandece un país: su solidaridad y la centralidad en las personas.

Quiero un país con grúas, infraestructuras y muchos puestos de trabajo; pero más aún deseo un país con niños-muchos niños-, gente joven, abuelos, familias, sanos y enfermos, todos viviendo en paz.

miércoles, 4 de mayo de 2016

La vida de los otros

No soy del Atleti, pero ayer después del partido estaba muy contento. Me sucedió como en otras ocasiones, que sentí ganas de ser un jugador más del equipo. Quizás porque soy de lágrima fácil, ver una presentación de fotos con música de fondo me emociona, no importa que no conozca a los que aparecen en las fotos.

Alguna vez he acudido a la graduación de un amigo en su universidad, por ejemplo, y durante el evento hubiera querido ser parte de los graduados, aunque sean de una ingeniería-carrera que nunca estudiaría-.

¿No se si alguien me sigue?

Se trata de aquello de que el jardín del vecino es más verde. Acostumbrado a vivir en piso, el tema de los jardines no lo tengo muy trabajado, pero da igual, la versión moderna podría ser que el perfil de Facebook del amigo parece más verde.

Siguiendo con mi reflexión, constato que solo puedo vivir una vida: la mía. Que el regar y cuidar de mi jardín depende de mí, aunque habrá cosas que se me escapen como las granizadas, el sol abrasador, una plaga de orugas, etc. El tamaño de mi jardín me viene dado, pero puedo decidir cambiar la disposición de las macetas, qué flores plantar, donde poner unas sillas, etc.

Por último una recomendación, cuando mejor se está en el jardín es por la noche en verano, y en ese tiempo de soledad y quietud conviene dar gracias por el jardín y decidir qué mejoras voy a realizar al día siguiente.

P.D. ¡Hay que ver qué cursi me ha salido este artículo!